En un autobús repleto de gente, sube un hombre. Se coloca al lado de una
mujer guapísima y le pone la mano en un pecho.
La chica sorprendida le dice:
- ¡Oiga!... ¿Podría poner la mano en otro sitio?...
Y le contesta el hombre:
- No me provoque, no me provoque...